Archivo de febrero 2010
Enormes escalones
Published 22 febrero, 2010 Anécdotas Leave a CommentEtiquetas: carrera, escalera, escalones, sueños
Victimarios y Testigos
Published 16 febrero, 2010 Circulares Leave a CommentEtiquetas: injusticia, testigos, victimarios
Y no consintieres que more en tu casa la injusticia, entonces levantarás tu rostro limpio de mancha,
Y serás fuerte, y nada temerás…»
La Dinámica del Amor es cuando utilizamos todas nuestras fuerzas para movernos en dirección del bienestar del otro aun conociendo sus debilidades y errores, sin importar cuánto nos pueda costar.
» En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados» 1 Juan 4:10
La Linterna
Published 7 febrero, 2010 Casualidad o no Leave a CommentEtiquetas: ángeles, Casualidad o no, linterna, sobrenatural
Esta es una de las pocas, si no la única, experiencia «sobrenatural»(según yo) que he tenido. Una noche mi mamá me despertó a las 3 am porque mi hermana no conseguía quién la trajera a casa. Me pidió que la acompañara a buscarla. Ella se encontraba en un quinceañero en un barrio de mi pueblo a unos 15 minutos de nuestra casa. No tenía muchas ganas de ir, ¿quién quería interrumpir su sueño para eso? Pero no pude negarme. Para ese entonces, mami tenía un auto viejo (hatchback creo que se llamaba). Como era tan vieja tenía algunos desperfectos mecánicos. Uno de ellos era que los focos traseros estaban fundidos.
Al llegar, notamos que la casa estaba bastante llena. Cuando mi hermana salió, a casi todo el mundo le dio por salir también. Lo que congestionó la salida hacia la avenida principal. Llevábamos rato esperando, mami loca por salir de allí, vio un camino estrecho que daba en sentido contrario al tráfico. Mencionó que sabía llegar a casa por ese camino. Le pregunté si estaba segura y aunque me contestó que sí, no me convenció. Pero como ella llevaba toda la vida en el mismo pueblo y estaba un poco molesta, no le insistí.
El camino no tenía alumbrado y se veía algo extraño. Unos cuantos minutos adentro, comenzamos a sentir un ruido extraño, así como manada de elefantes en la selva. A lo lejos se veían un montón de toros cebú (me dijo mi abuelo que se llaman así cuando tienen joroba) que venían a paso ligero en dirección nuestra. Los toros esos no se detenían, como si pretendieran pasarnos por encima.
Mami temblaba del miedo tratando de dar reversa pero como les mencioné, el auto no tenía luces traseras y como el camino no tenia alumbrado; lo que se veía era la boca del lobo. En realidad no recuerdo si el camino tenía alguna curva pero mami cuando daba reversa, quizás por el nerviosismo, no lograba salir del callejón. Daba reversa un poco y chocaba con la cerca del lado derecho, daba para atrás otra vez y chocaba con la cerca del lado izquierdo. A todo esto, los toros no se detenían, ya casi estaban encima de nosotras.
Llevaba poco tiempo en la iglesia y pensaba que no sabía orar. Le dije a Dios en voz alta: “No se orar bien Señor, pero por favor manda tus ángeles que nos guarden”. Eso lo había escuchado de la gente de la iglesia. Entonces fue que vi la linterna. Un tipo de ropa y sombrero blanco con una linternita en la mano, les pasó por el frente a los bueyes. Solamente eso, no nos miró ni nada. Solo pasó frente a los bueyes y estos le siguieron.
Quizás a Don Juan del Pueblo le gusta vestirse de blanco y le suele dar un paseo a sus bueyes a las 3 am. De todos modos si hubiese estado vestido de otro color, me hubiese impresionado igual. Casualidad o no, Dios nos guardó y yo estaba feliz porque oyó mi oración.
«Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos»
Salmo 91:11
Aviso de terremoto
Published 4 febrero, 2010 Circulares 2 CommentsEtiquetas: casa, convivencia, edificio, habitación, terremoto
«[…] fue grande la ruina de aquella casa»
Haití sufrió este último mes, el desastre más terrible que han visto los ojos de esta generación. No recuerdo en mis años de vida una catástrofe como esa. Prácticamente Haití está en ruinas y todo el Caribe está alertado. Ante una sacudida como la ocurrida todos los edificios se desploman. Como pasó en Haití puede ocurrir en cualquier otro lugar del Caribe. En esos días, entrevistaron en las noticias, un especialista que analiza nuestra situación geográfica respecto a las placas tectónicas y las construcciones de la isla.
Una casa o un edificio pueden parecer bien construidos y sin embargo tener muchos desperfectos; empozamiento de agua en el techo, huecos alrededor de las ventanas, desnivel en las puertas, entre otras. Con un poco de inspección podemos ver esos vicios y buscar soluciones.
Pero, los cimientos no pueden observarse a simple vista.
Dice: Lucas 6: 46-49
«…el que oyó [las palabras del Señor] y no lo hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre la tierra, sin fundamento…»
Oyó y sin dificultad construyó a simple vista, una buena casa. A diferencia de aquel que:
«cavo y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover…»
Cavar y ahondar sobre una roca, no debe ser tarea muy sencilla. Imagino el sudor, los dolores, golpes y hasta lágrimas que puede costar. Con todo y eso, cavar y ahondar sobre la roca le aseguró su casa. Para que no sea grande la ruina de nuestra casa, debemos analizar nuestros cimientos. Afirmar, sostener, arraigar, cimentar nuestra casa depende no solo de oír sino de hacer las palabras del Señor.
Y ese «hacer» es a veces tan duro como cavar y ahondar en la roca.
Efesios 3:14-21
«para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender…cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios»
«…para que habite Cristo… a fin de …» A fin de que podamos llevar a cabo tan difícil tarea, Cristo debe habitar en nuestros corazones.
Dicen popularmente que hay que convivir para conocerse, que el amor se prueba bajo el mismo techo. Dicen que en la casa somos quienes realmente somos. No conocemos a quien vive bajo nuestro techo si cuando llegamos a la casa nos encerramos en nuestro cuarto y solo salimos para comer pollo e ir al inodoro. Vivir bajo el mismo techo de Jesús, nos desnudará delante de Dios y con la convivencia, lo conoceremos.
¿Nos amará Jesús lo suficiente para no abandonar nuestra casa? ¿Amaremos lo suficiente a Jesús para no tratar de echarle?
Ciertamente, Jesús no nos abandonará, procurará que le conozcamos y en la convivencia aprenderemos a ser como El es. Jesús no permitirá que su propia casa se convierta en ruinas cuando embista el «terremoto». En Haití, mas allá de lo que nuestros ojos puedan ver, cientos de casas, construidas sobre la roca, no fueron destruidas y cantan Aleluya a Jehová!
Dios no solo quiere habitar y ordenar tu vida, también quiere compartir contigo
Las 7 Marcas de la Persona Sabia
Published 2 febrero, 2010 Memorandos 3 CommentsEtiquetas: balance, equilibrio, sabiduría
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- Confía en Dios
- Camina en relaciones saludables
- Busca el consejo de Dios
- Habla cuidadosamente
- Ejercita el dominio propio
- Maneja sus recursos
- Mantiene el balance
por Mark Matlock de Real World Parents
Equilibrio -Cumbre Nacional de Líderes de Jóvenes
Especialidades Juveniles, 30 de enero de 2010
Universidad Interamericana de Bayamón